LOS GANADORES IMPREVISTOS

Celestino Rodales: protagonista de dos historias imprevistas

En muchos raid hípicos, sobre todo de los 90 para atrás, una semana antes ya se conocía casi el 90% de los competidores de cada competencia, y muchos de los visitantes ya estaban en la localidad en la que se disputaba la prueba. Era un poco “el folclore” del raid.
Hubo pruebas en las que muchos de los competidores (sobre todo los militares), llegaban al lugar del raid hasta 15 días antes.

 

Desde Montevideo - sobre todo a Sarandí Grande- iban incluso por tierra en la década del 50/60, insumiendo hasta tres días de marcha. El primer día hasta Canelones, el segundo hasta Florida, o La Cruz, en la Ruta 5, llegando a destino la tarde del tercero, cubriendo así 150 kilómetros de marcha, y todo esto andando de tiro con los caballos que iban a competir.

Tal vez uno de los hechos más destacados sucedió en el año 1966, en Florida, donde los trinitarios Alberto Albizú y el recordado “Totom” Castaingdebat (padre del actual intendente de Flores), llegaron con su caballo -el gran “Whisky and Soda”- un mes antes, alojándose en la rural, para luego ganar con Roberto Mémoli por amplio margen el primer raid en la capital de la Piedra Alta.

 
IMPREVISTO I:

1969: Patotero en “tres patas” en Sarandí Grande

Para el raid de octubre ya estaban en Sarandí Grande varios representantes de la entonces Guardia Republicana, cuyo gran caballo del momento era “Patotero”, el tostado malacara que montaba normalmente el Cap. Félix Fagúndez, y que le permitiera en 1968 ser Campeón Nacional.
Para ese “Batalla de Sarandí” (115 kilómetros) habían llevado a otro tostado (hermano de Patotero, que provenía de la misma estancia de Salto, de Felipe Rodríguez, y quien proveía de caballos a la “guardia”), y el caballerizo era también el experimentado “Flaco” Celestino Rodales (después, con el tiempo, reconocido raidista ganador en los raid largos y cortos, criador de caballos para resistencia y finalmente radicado en Sarandí Grande).  Por las grandes condiciones atléticas, la misma genética y los trabajos hechos, era la referencia obligada y sería el favorito con aspiraciones a ser el ganador.

Estando atado el martes a la tarde, el caballo se asustó y se golpeó en una mano en la portera del galpón de la Junta, donde estaban alojados, y quedó “manco”, sin posibilidades de recuperarse en tan pocos días.

Frente al hecho, e informado Fagúndez, toman de decisión de trabajar en forma inmediata a Patotero (el formidable tostado ganador de la edición ‘68 había quedado en Montevideo, “aliviado” en los entrenamientos por una dolencia en una de sus patas). Tras el entrenamiento, y al quedar “sano”, lo enviaron en camión y no en tren, como había viajado el otro caballo.

Con Celestino “arriba” durante el resto de la semana, el caballo recuperó la forma y el domingo ganó “en tres patas” el raid del “12 de octubre “.

Surgió así un ganador imprevisto, basado en la gran calidad fondista del tostado, el gran conocimiento en el trabajo de entrenamiento de Rodales y la visión estratégica de “los mosqueteros” de la legendaria y respetada “Guardia Republicana“.

Aquella fue la última prueba que ganó imprevistamente Patotero, uno de los mejores caballos de raid de la “Guardia”.

El imprevisto II saldrá en mi próxima intervención.